Así como los coches totalmente eléctricos no dejan de ser algo «exótico» en nuestras carreteras esto no es así con los vehículos híbridos. En algunas ciudades un porcentaje muy alto de taxistas utilizan este tipo de vehículos. Por lo tanto podemos suponer que hay un interés puramente económico al margen de otros condicionantes ecológicos o de interés por las nuevas tecnologías.
¿Cual es la ventaja principal de un coche híbrido? La principal ventaja es que utiliza la energía de la frenada para generar energía eléctrica y la almacena en una batería. Esa energía es reutilizada para arrancar de nuevo por lo que el motor de combustión solo tiene que funcionar de vez en cuando para completar las pérdidas de energía.
En ciudad, en la que estamos continuamente parando y arrancando, y, sobre todo, en atascos, la reducción de consumo es impresionante. Además estos coches tienen un mantenimiento muy reducido porque casi no gastan los frenos y el motor no es necesario que sea muy potente. Por eso está siendo muy aceptado entre los taxistas que se mueven principalmente por ciudad y buscan reducir al máximo tanto el consumo como el mantenimiento.
Sin embargo todas estas ventajas desaparecen cuando la utilización del vehículo es para circular por carretera o autopista. En este caso el freno se utilizan muy poco y lo que hace falta es potencia, mucha. La energía viene principalmente del motor y la batería puede ayudar pero, en un viaje largo, esta se agota y aporta muy poco. En algunos casos (lo veremos más adelante) el consumo es hasta un 10% superior al de su equivalente no híbrido.
Pero veamos como funciona un vehículo híbrido. Hay dos tendencias lideradas por Japón (Toyota/Lexus) y por Alemania (Volkswagen, Audi, etc)
Los vehículos Japoneses son más sencillos. El motor de combustión se conecta a un generador eléctrico y hay dos o cuatro motores/generadores eléctricos conectados a las ruedas. No hay conexión mecánica entre el motor de combustión y las ruedas.
Según el coche esté acelerando o frenando los motores conectados a las ruedas funcionan como motores o como generadores. Un circuito electrónico recarga la batería al frenar
Estos vehículos son muy sencillos y tienen un mantenimiento muy económico por lo que son los preferidos de los taxistas. Por contra gastan más en carretera o autopista ya que la energía del motor de combustión se transforma a energía eléctrica y luego otra vez a energía mecánica. Esto suele tener unas pérdidas del 10% que se traducen en un consumo superior en igual medida.
Los vehículos alemanes son muy parecidos a un coche normal con su caja de cambios y transmisión y llevan acoplado un motor/generador eléctrico. Tiene un funcionamiento muy parecido al KERS de la Formula 1. Mediante embragues un control electrónico conecta y desconecta el motor más adecuado (eléctrico o de combustión) en cada situación. Incluso los dos motores pueden funcionar a la vez sumando sus potencias.
Este sistema es el más caro ya que tiene todos los elementos de un coche clásico (además obligatoriamente automático) y el motor/generador eléctrico junto con la batería. La ventaja principal es que funciona perfectamente en cualquier situación siempre reduciendo el consumo y, en el caso peor, con un consumo igual.
En los dos tipos de coches se incorpora muchas veces la función «híbrido enchufable». Esto es una toma de corriente que permite recargar la batería desde una toma de corriente normal. Esta energía es mucho más barata que la que se genera desde el motor de combustión. Las baterías de los coches híbridos suelen tener unos 10 KWh lo que permite circular por ciudad en modo solo eléctrico durante 50 Km.
Probablemente la evolución natural será hacia el coche híbrido enchufable antes que pasar directamente al coche eléctrico. Una vez que se generalicen los coches híbridos cada vez la batería será más grande y el motor de combustión cada vez más pequeño. Pero no es de esperar que desaparezca ya que es lo que nos salvará en caso de no encontrar un punto de recarga o de necesitar el coche cuando la batería esté descargada.